El entrenador búlgaro, desde que llego al frente del Inter de Milán, no ha conseguido ganar los grandes partidos de la temporada y saltan las dudas

Milán, Italia – El Inter tiene un serio problema estructural: contra los grandes, se hace pequeño. La derrota ante el Liverpool en San Siro —condicionada por un polémico penalti señalado por el alemán Zwayer— volvió a exponer una realidad que inquieta al club y a su afición: el equipo de Cristian Chivu no ha sumado ni un solo punto en los cinco grandes partidos disputados esta temporada. Juve, Nápoles, Milan, Atlético y ahora Liverpool. Cinco exámenes. Cinco suspensos.

La frustración explotó en los 75.000 tifosi de San Siro, indignados por la acción arbitral que regaló a Dominik Szoboszlai un penalti que cambió el rumbo del choque. Pero, más allá de la jugada decisiva, la sensación fue la misma que en los otros partidos de alto nivel: el Inter prácticamente no existió en el intercambio de golpes. Y eso duele más que cualquier error del VAR.

El Liverpool no es ni sombra de la máquina que fue la pasada temporada, pero aun así el Inter nunca mostró la audacia, ritmo y determinación que sí exhibe cada fin de semana ante rivales de menor jerarquía. La diferencia entre un equipo competitivo y un aspirante real se mide en noches como esta. Y el Inter, por ahora, no está a la altura del salto mental y futbolístico que requieren estos duelos.

Las lesiones tempranas de Calhanoglu y Acerbi desordenaron el plan de Chivu, pero no explican la falta de agresividad, ni la caída psicológica que atenazó al equipo en la primera media hora. «Había espacio para hacer daño», lamentaban en Italia, sobre todo porque el Liverpool tampoco disparó con el cañón.

En Europa, el patrón también se repite: tras arrancar 12 puntos ante rivales accesibles, el nivel se desplomó en cuanto aumentó la exigencia. Derrota en el Metropolitano ante el Atlético y otra noche amarga ante los de Arne Slot. En la Serie A, el balance es igual de alarmante: caída en el Stadium ante la Juve, naufragio en Nápoles y un derbi perdido pese a jugar mejor, castigados por un latigazo de Pulisic.

El calendario tampoco concede tregua. En apenas unos días, el Inter viajará a Riad para disputar la Supercopa junto a Nápoles y Milan, otros dos gigantes ante los que ya ha tropezado. Y en Champions le esperan dos partidos decisivos para blindar la clasificación: Arsenal y Borussia Dortmund, rivales ante los que no bastará con la versión “dominguera” que el Inter muestra ante los pequeños.

El equipo de Chivu está obligado a dar un salto competitivo inmediato. No se ganan títulos sin dominar los enfrentamientos directos, y ahora mismo esa es la asignatura pendiente que amenaza con derrumbar toda la temporada nerazzurra.