El empate ante el West Ham reactiva las dudas sobre un United incapaz de cerrar partidos y sumido en una preocupante inconsistencia competitiva

Rubén Amorim frustrado con el Manchester United; foto: Reddit.
Rubén Amorim frustrado con el Manchester United; foto: Reddit.

Manchester, Inglaterra – El Manchester United volvió a estrellarse contra sí mismo en Old Trafford. El 1-1 frente al West Ham, recibido con abucheos, dejó una sensación de déjà vu que empieza a erosionar la confianza en el proyecto de Rúben Amorim. El técnico portugués, visiblemente contrariado tras el encuentro, habló de estar “frustrado y enojado”, un estado emocional que comparte buena parte de la afición después de otra oportunidad desaprovechada para escalar en la Premier League, como recordó BBC Sport en su cobertura del partido.

El United volvió a tirar por la borda una ventaja en el tramo decisivo. El tanto de Diogo Dalot parecía encaminar una victoria que hubiese situado a los ‘red devils’ en la pelea por plazas europeas, pero un error colectivo en un córner permitió a Soungoutou Magassa igualar en el minuto 83. Según Sky Sports, Roy Keane fue tajante al analizar la acción y el estado del equipo: “No confiaría en este equipo. Defensivamente y en el centro del campo hay enormes signos de interrogación”. Esas dudas se repiten partido tras partido, alimentando la percepción de que el United es un conjunto tan prometedor como inestable.

En cuestión de semanas, el equipo ha encadenado caídas casi calcadas: dejó escapar la victoria ante el Nottingham Forest, repitió el patrón contra el Tottenham, cayó sorprendentemente ante un Everton con diez jugadores y ahora se bloquea ante un West Ham que apenas había sumado dos puntos fuera de casa desde agosto. “Somos inconsistentes”, admitió Amorim, insistiendo en que el gol encajado se produjo en una acción en la que “todo estaba bajo control” y que no supieron gestionar. El entrenador, según informó The Guardian, pospuso hablar con sus jugadores para evitar hacerlo “en caliente”, aunque reconoció que el equipo “no puede permitir conceder así un córner en los últimos minutos”.

La realidad es que el United vive en una montaña rusa emocional y futbolística. Octavos en la tabla, con once equipos comprimidos en apenas cuatro puntos, nadie sabe si este grupo es realmente competitivo o simplemente sobrevive entre acelerones y frenazos. Lo único constante es la irregularidad. El equipo pasó de celebrar tres victorias consecutivas en octubre —que convirtieron a Amorim en entrenador del mes— a sumar solo un triunfo en los últimos cinco encuentros. Como apuntó BBC Match of the Day, la pregunta ya no es si el United puede crecer, sino si puede dejar de autolesionarse.

El próximo partido, contra los Wolves, colistas, volverá a situar al United ante un examen que ya ha suspendido demasiadas veces esta temporada. Y la sensación, creciente entre los aficionados y analistas, es que el equipo de Amorim no solo necesita resultados: necesita demostrar que, por fin, es capaz de sostenerlos.

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