El técnico Arne Slot dejó al egipcio en el banquillo por primera vez en Premier desde 2024 y confió en Isak, Wirtz y Gakpo para liderar un Liverpool en plena transformación

Mohamed Salah con un rostro serio; foto: BBC.
Mohamed Salah con un rostro serio; foto: BBC.

Liverpool, Inglaterra – La decisión de Arne Slot de dejar a Mohamed Salah en el banquillo en el triunfo por 0-2 contra el West Ham podría marcar un punto de inflexión en el Liverpool. Sin anunciar el final de una era, la apuesta del técnico holandés apunta a cómo podría reconstruirse el equipo sin su mayor estrella.

El Liverpool logró una victoria balsámica en Londres tras una mala racha —nueve derrotas en los últimos doce partidos—, pero el foco no estuvo solo en el resultado. Como destacó la BBC en el análisis de Phil McNulty, por primera vez desde abril de 2024 Salah fue suplente en la Premier League, un movimiento que simboliza el principio de una transición generacional que Slot quiere acelerar.

No se trató de un castigo público, sino de un mensaje: el Liverpool debe empezar a imaginarse sin Salah. El egipcio, de 33 años, no vive su mejor temporada y pronto se ausentará por la Copa Africana de Naciones. Slot, alentado incluso por voces como la de Wayne Rooney, tomó la decisión difícil pero necesaria.

La respuesta del equipo sin su icono fue convincente. Con Alexander Isak como referencia ofensiva y Florian Wirtz tirando de la creación, el Liverpool mostró una versión más dinámica. Isak rompió su sequía para marcar su primer gol en Premier desde su fichaje récord por 125 millones de libras procedente del Newcastle, mientras que Wirtz —117 millones de libras— dejó destellos del talento que justifica semejante inversión.

Slot también movió piezas clave: devolvió a Dominik Szoboszlai al costado derecho ofensivo, liberado de sus labores como lateral improvisado, y recuperó a Joe Gomez como lateral derecho, reforzando una defensa que venía de encajar diez goles en tres partidos. La combinación funcionó: portería a cero y sensación de orden.

En cuanto a Salah, vivió el partido desde el banquillo, resignado. Aunque Slot insistió en que el egipcio “tiene un gran futuro en el club porque es un jugador especial”, también asumió que el rendimiento manda. Alan Shearer, en declaraciones a la BBC, avaló la decisión:

“Salah no puede quejarse. No ha estado jugando bien. Cuando eso pasa, debes aceptar que te sienten. Y funcionó para el Liverpool”.

Pero descartarlo sería un error. Salah sigue siendo el tercer máximo goleador histórico del club (250 goles), con un porcentaje de victorias superior al 60% en más de 400 partidos. Su legado no está en duda: su lugar en la historia de Anfield ya está asegurado.

Aun así, el proyecto de Slot apunta hacia un Liverpool que debe aprender a caminar —y competir— más allá del egipcio. La victoria ante el West Ham dejó, por primera vez, una pista clara de cómo podría ser ese futuro. El miércoles, ante el Sunderland, llegará la siguiente prueba: ¿volverá Salah al once o seguirá Slot construyendo ese Liverpool del mañana?

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