El conjunto azulgrana no ha tenido un gran arranca en la máxima competición continental

Barcelona, España – El FC Barcelona dirigido por Hansi Flick ha manifestado una tendencia preocupante y clara en esta edición de la Champions League: el equipo sufre más de la cuenta cada vez que juega fuera de casa.
Los números defensivos como visitante son contundentes y reflejan la fragilidad del equipo: el Barça ha encajado 24 goles en 10 partidos fuera de casa en la máxima competición europea, una media que asciende a más de dos goles por encuentro. Esta cifra resulta excesiva para un equipo que aspira a competir con la élite europea y que, hasta ahora, no ha logrado establecer una fórmula defensiva fiable cuando juega lejos del Camp Nou.
El problema de la falta de solidez se ha manifestado desde el inicio de la fase de liga, con el equipo recibiendo ya dos goles en Mónaco y otros dos en Belgrado. A partir de ahí, este patrón se ha repetido y, en ocasiones, agravado en casi todos los desplazamientos. La visita a Dortmund fue especialmente dura, con el equipo encajando cuatro goles en el partido de diciembre y tres más en el de abril. Incluso en Lisboa, el Benfica le endosó otros cuatro tantos, aunque en ese encuentro los azulgranas lograron ganar por 4−5. Incluso en salidas a priori más asequibles, como Newcastle, Brujas o en Londres ante el Chelsea, el equipo ha encontrado la manera de ser castigado, demostrando una falta de solidez atrás que no logra corregir al jugar lejos de casa.
Más allá de la calidad de los rivales y los escenarios, el Barça ha exhibido dificultades estructurales para controlar los partidos sin el balón en su poder. Al equipo le cuesta enormemente frenar las transiciones del rival, proteger su propia área de forma efectiva y manejar los momentos en los que es sometido a presión. Cada pérdida de balón o desajuste defensivo se convierte casi instantáneamente en una ocasión manifiesta de gol para el contrario, y en Europa esta vulnerabilidad se paga muy cara. Flick ha insistido en la necesidad de encontrar el equilibrio, pero el equipo todavía no ha logrado dar el paso adelante en defensa que necesita para ser verdaderamente competitivo a domicilio.
La conclusión es innegable: el Barça concede demasiado fuera de casa y lo paga con derrotas o resultados ajustados. Si el equipo aspira a avanzar de forma consistente en la Champions y a ser un contendiente serio, deberá corregir urgentemente esta tendencia defensiva, aunque todavía queda tiempo y margen para enderezar la situación.





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