Cada vez más futbolistas sufren esta lesión silenciosa que castiga la zona abdominal y amenaza su rendimiento y continuidad en la élite. Los cuerpos médicos de los clubes buscan soluciones ante un problema que se expande

Franco Mastantuono, Nico Williams y Lamine Yamal; foto: OkDiario.
Franco Mastantuono, Nico Williams y Lamine Yamal; foto: OkDiario.

Madrid — La pubalgia, una dolencia que afecta los músculos y tendones del pubis, se ha convertido en una de las lesiones más temidas por los jugadores de LaLiga, según informa OK Diario. En las últimas temporadas, su incidencia ha aumentado de forma preocupante entre los futbolistas de élite, afectando tanto a estrellas consolidadas como a jóvenes promesas que ven frenada su progresión por esta lesión tan difícil de diagnosticar y tratar.

Los servicios médicos de varios clubes confirman que la pubalgia es hoy una de las principales causas de baja prolongada en el fútbol profesional español. Su complejidad reside en que no siempre presenta síntomas claros, y muchos jugadores intentan competir con dolor hasta que el problema se agrava.

Una dolencia silenciosa y traicionera

La pubalgia se origina por un desequilibrio muscular entre el abdomen y los aductores, lo que genera una inflamación crónica en la inserción del pubis. Se manifiesta con dolor abdominal, inguinal o en la parte interna del muslo, especialmente al golpear el balón o girar el tronco.

El doctor Pedro Luis Ripoll, especialista en medicina deportiva, explicó en declaraciones recogidas por OK Diario que “la pubalgia es una lesión traicionera porque puede engañar tanto al jugador como al médico. A veces se confunde con una hernia o una sobrecarga muscular, y cuando se detecta, el daño ya está hecho”.

Casos recientes en LaLiga

En la presente temporada, varios futbolistas han tenido que frenar su actividad por este problema. Entre los casos más sonados están Pedri (FC Barcelona), Fede Valverde (Real Madrid), Isco (Betis) o Brais Méndez (Real Sociedad), todos ellos con molestias o parones en el pasado relacionadas con la zona del pubis.

Los clubes han optado por distintas estrategias: algunos priorizan el tratamiento conservador, con fisioterapia y ejercicios de fortalecimiento, mientras que otros recurren a intervenciones quirúrgicas mínimamente invasivas en los casos más graves.

“Es una lesión que requiere paciencia y control. No hay milagros: quien intenta volver antes de tiempo, recae”, advierte un fisioterapeuta de un club de Primera División citado por el medio.

El calendario y la sobrecarga, factores clave

Los expertos coinciden en señalar que la acumulación de partidos y la falta de descanso son los grandes detonantes del auge de la pubalgia. Con un calendario cada vez más saturado —incluyendo competiciones europeas, viajes internacionales y torneos intercontinentales—, los jugadores apenas tienen tiempo para recuperarse entre encuentros.

A esto se suma el aumento de la exigencia física y la intensidad en los entrenamientos, que someten al cuerpo a un esfuerzo continuo. “El fútbol actual no deja margen al descanso ni a la regeneración muscular. Y la pubalgia es el resultado directo de eso”, apuntan desde el área médica de un club madrileño.

Una lesión difícil de erradicar

El gran reto de esta patología es su tendencia a la recurrencia. Muchos jugadores logran recuperarse, pero vuelven a sentir molestias al cabo de pocas semanas. Por ello, los clubes están apostando por programas preventivos que incluyen ejercicios de estabilización pélvica, control postural y reducción de cargas.

La tecnología también está ayudando: el uso de sensores de movimiento y análisis biomecánicos permite detectar descompensaciones musculares antes de que deriven en una lesión más seria.

Conclusión

La pubalgia se ha consolidado como la “nueva epidemia” del fútbol moderno, un problema que refleja los límites físicos del calendario actual. Para los clubes, representa un desafío médico y logístico; para los jugadores, una pesadilla que amenaza su continuidad en la élite.

Cada vez son más las voces que piden una revisión del calendario y un enfoque más humano del fútbol profesional, donde el cuerpo, y no el mercado, marque los tiempos.

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