Inter y Milan avanzan en el plan de relevo del histórico Giuseppe Meazza, con fechas estimadas para inicio de obras y cierre definitivo

Milán — El histórico estadio San Siro, compartido por Inter y Milan desde hace casi un siglo, ya tiene un calendario tentativo para su relevo. Según informó La Gazzetta dello Sport, la construcción del nuevo estadio arrancará en 2027, con la intención de estar operativo en 2031, mientras que la demolición del actual Meazza se llevaría a cabo entre 2032 y 2034, una vez que el nuevo recinto esté en funcionamiento.

El plan contempla que, durante el periodo de obras, ambos clubes sigan utilizando San Siro como sede habitual, evitando así traslados temporales a otros estadios de la región. El proyecto es parte de la estrategia conjunta de Inter y Milan para modernizar sus infraestructuras, generar mayores ingresos comerciales y garantizar un estadio a la altura de los grandes de Europa.

Desarrollo del proyecto

Las autoridades locales ya han dado el visto bueno a la hoja de ruta, que establece que en 2026 se completará el proceso de licitaciones y autorizaciones urbanísticas. En 2027 arrancarán oficialmente las obras de construcción del nuevo recinto, que se espera concluya en 2031, año de su inauguración.

Una vez estrenado el nuevo estadio, San Siro se mantendría activo unos años más en usos complementarios hasta que, entre 2032 y 2034, se proceda a su demolición definitiva.

El nuevo coliseo tendrá capacidad para 70.000 espectadores y contará con zonas de hospitalidad modernas, espacios multifuncionales y estándares medioambientales sostenibles, adaptándose a las exigencias de la UEFA y a los modelos de negocio de los grandes clubes europeos.

El Giuseppe Meazza, inaugurado en 1926, ha sido testigo de la historia del fútbol italiano y mundial: Copas del Mundo, Eurocopas, finales de Champions y los derbis della Madonnina. Sin embargo, el paso del tiempo y la necesidad de modernización empujaron a los dos clubes milaneses a impulsar este proyecto.

La transición supondrá un cambio histórico en la ciudad: por un lado, se despide uno de los estadios más icónicos del planeta; por otro, se abre la puerta a una nueva era con una infraestructura que busca situar a Inter y Milan a la vanguardia del fútbol europeo en las próximas décadas.