El delantero arrastra un conflicto interno: exige un contrato millonario, rechazó ofertas y entrena solo en España mientras Liverpool prepara una oferta récord

Eddie Howe y Alexander Isak estrechando la mano; foto: MARCA.
Eddie Howe y Alexander Isak estrechando la mano; foto: MARCA.

Alexander Isak, delantero sueco de Newcastle, está en el centro de una crisis deportiva y contractual que amenaza con desestabilizar al club. Desde hace semanas, el atacante ha sido apartado de la gira del equipo en Asia por una “lesión leve en el muslo”. Sin embargo, se ha reportado que no entrenó en Tyneside, sino que se marchó a San Sebastián a preparar su recuperación en las instalaciones del Real Sociedad, con programa personalizado independiente de Newcastle.

Eddie Howe, su entrenador, ha salido al paso con mensaje claro y contundente: “Tienes que ganarte el derecho a entrenar con nosotros”, advirtiendo que Isak no puede esperar un trato especial tras el desgaste público que su situación ha generado. El club ha rechazado una oferta inicial de £110M (+ bonus) por parte del Liverpool, que sigue muy interesado; la disputa continua entre ambos clubes podría llegar a cifras próximas a £150M.

A esto se suman las exigencias del futbolista: Isak habría reclamado un contrato de alrededor de £300000 semanales, cifra que multiplicaría el actual salario y tensionaría el cumplimiento de las normas salariales internas. Además, entregas de vídeos en redes sociales lo han mostrado entrenando solo, y su ausencia prolongada del plantel oficial ha sido interpretada por algunos medios como un acto de presión para forzar su salida.

La situación ha escalado al punto de convertirse en un problema institucional: Newcastle ha perdido legitimidad ante su propio plantilla y el mercado, al rechazar fichajes clave y mantener bloqueado el tema de Isak. A su vez, medios europeos vinculan su futuro a Al-Hilal (Arabia Saudí) como alternativa a Liverpool, mientras que en Inglaterra el entorno del club analiza avanzar sin el jugador y reforzar su delantera con opciones como Benjamin Šeško o Yoane Wissa.

En resumen, el pulso entre un jugador que exige su salida y un club que mantiene una postura firme ha generado una situación “lejos de perfecta”, según admitió Howe en público. El desenlace podría incluir la marcha del sueco si llega una oferta aceptable o un intento de reintegración disciplinada, pero de no mediar acuerdo, la tensión promete prolongarse.

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