Londres no solo es la cuna del fútbol moderno, sino también un destino donde cada rincón respira historia y pasión por el deporte rey. De la majestuosidad de Wembley a la atmósfera única de Craven Cottage, pasando por los rincones que inspiran a cualquier amante del balompié. Con La Media Inglesa como guía, esta aventura fue mucho más que un viaje: fue sumergirse en el corazón del fútbol inglés y descubrir lo que hace de esta ciudad un santuario para quienes viven el fútbol como una religión.

El viaje comenzó en Zaragoza, desde donde partió un autobús hacia el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas alrededor de la 01:00 de la madrugada. Llegamos al aeropuerto sobre las 04:00, ya que nuestro vuelo a Londres salía a las 07:20 de la mañana.
La estancia en el aeropuerto fue algo aburrida; me entretuve viendo vídeos en YouTube para no quedarme dormido. Sin embargo, a las 06:00 me encontré con Andrés Weiss, lo que hizo que la espera fuera mucho más divertida.
El avión despegó y el vuelo transcurrió sin problemas, llegando al Aeropuerto de Heathrow. Allí nos reunimos varias personas y nos dirigimos juntos al centro de Londres, donde estaba prevista la reunión de toda la expedición junto a los chicos de La Media Inglesa: Ilie Oleart, Jordi Furriol, Pablo Espinosa y Jesús.
A las 11:30 a.m., nuestro punto de encuentro fue la Tower of London. Desde allí, dimos un paseo por el centro de Londres, todos juntos, charlando y conociéndonos entre las más de 250 personas que formábamos parte del grupo. Finalmente, llegamos a una estación de tren que nos llevaría a nuestro próximo destino: el estadio del Dulwich Hamlet.

Una vez llegados al estadio Champion Hill, nos agrupamos todos en una misma grada para apoyar al equipo local, el Dulwich Hamlet, con bufandas, camisetas, cervezas y cánticos en español e inglés. Pasamos un rato divertidísimo, teniendo como cánticos insignia: “Ilie, masón, paga Vodafone” y “Ilie, magnate, compra el Dulwich Hamlet”.
A pesar de la derrota del Dulwich por 0-4, nos retiramos del estadio con una sonrisa, porque la diversión había sido inmensa, una verdadera locura. Pero aún quedaba la última parada de nuestra jornada: el estadio del Wycombe Wanderers. Para ello, nos esperaba un viaje de dos horas en autobús. Cuatro autobuses estaban listos para llevarnos a Wycombe.
A las 07:30 de la tarde, llegamos a Adams Park, el estadio del Wycombe Wanderers, donde nos abrieron completamente las puertas para explorar el recinto a nuestro antojo. Visitamos los vestuarios, el túnel de jugadores, las gradas, el campo, los banquillos, la sala de fisioterapia, la sala de prensa y la tienda oficial.
Tras este pequeño tour libre, nos dieron acceso al restaurante del estadio, donde pudimos cenar tranquilamente hamburguesas o perritos calientes, acompañados de la bebida que quisiéramos.

Tras esa rica cena, nuestro plan futbolero continuaba. En España se celebraba la final de la Copa del Rey 2024, que enfrentó al Athletic Club de Bilbao contra el R.C.D. Mallorca. El partido terminó 1-1 en el tiempo reglamentario y tuvo que decidirse en los penaltis. Allí, el Athletic Club encontró a su héroe: Julen Agirrezabala, quien fue clave en la tanda de penaltis y permitió que su equipo levantara la Copa del Rey.
Los aficionados del Athletic Club lo celebraron con entusiasmo y emoción, tras muchos años sin conquistar este trofeo. Una vez terminada la celebración, nos dirigimos al hotel para descansar, ya que el día había sido largo y el siguiente prometía ser igual de intenso.
A la mañana siguiente, desayunamos rápidamente, ya que teníamos que ir a la estación de trenes de Wycombe para dirigirnos hacia Wembley. Alrededor de las 12:00 p.m., salimos rumbo a Londres. Una vez allí, visitamos la Fan Zone del Wycombe Wanderers, donde disfrutamos de un ambiente muy futbolero, con cervezas y risas junto a aficionados ingleses del equipo.
Llegaba el momento de entrar a uno de los mejores estadios de Europa: Wembley. Íbamos a presenciar la final del EFL Trophy 2024 entre el Peterborough y el Wycombe. Por supuesto, nosotros apoyábamos al Wycombe.
Dentro del estadio, tomamos nuestros asientos para disfrutar de un auténtico partidazo en un ambiente increíble, con más de 40.000 aficionados. Animamos, cantamos, reímos y disfrutamos, pero el resultado no fue el que esperábamos. Aunque pudimos celebrar goles, el Peterborough se impuso por 2-1 con un gol decisivo en el minuto 90+1, marcado por Harrison Burrows, héroe del partido al anotar los dos tantos de su equipo en esta gran final.

Cogimos el autobús rumbo al Aeropuerto de Stansted, ya que nuestro avión salía a las 08:00 p.m. (hora de Londres) y no podíamos perder tiempo.
Una vez todos a bordo del avión con destino a Madrid, comenzamos a repasar lo que había sido este viaje: los nuevos amigos que habíamos hecho, las risas compartidas, los momentos inolvidables y las conversaciones sobre futuros viajes. Todo giraba en torno al fútbol, un deporte que es mucho más que eso: une a las masas, crea amistades y despierta pasiones.
Al llegar al Aeropuerto de Madrid, tomé un autobús hacia Zaragoza que me dejó en la capital aragonesa alrededor de las 04:00 de la madrugada. Así concluyó este viaje inolvidable.
Éramos 250 personas que no nos conocíamos de nada, pero disfrutamos y compartimos momentos que jamás olvidaremos. Posiblemente, no volvamos a vernos, pero esas más de 24 horas que pasamos juntos, envueltas en fútbol, fueron increíbles. La Media Inglesa despierta pasiones, al igual que el fútbol, pero en este caso, también crea amistades entre personas que comparten la misma afición.





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